Me encontraba trabajando en la computadora. A mi lado tenía algunos recipientes con agua, y otros con perfume. Como reflejo, tomé uno de esos recipientes y bebí un buen trago. Me di cuenta, luego de tomarlo, que era un frasco de perfume y no de agua. –Mierda! – pensé – Cómo pude ser tan pelotudo… – Vi el envase, y noté que me había tomado cerca de la mitad – No, no tomé perfume, no tomé perfume… Traté de convencerme a mí mismo, e intenté visualizar el frasco lleno. Pero evidentemente ya era tarde. Y bueh, me resigné. Al rato, aparecí con unos amigos. Parecía que habíamos estado de joda, pero no me acordaba de nada. –Pah, que pedo que me agarré… llegué a vomitar algo? – le pregunté a una amiga que tenía al lado. Ella se rió. –Sí, te vomitaste la vida. –Bueno, por lo menos el vómito debía estar perfumado – pensé en voz alta.